domingo, 6 de diciembre de 2009

Cronica del dia de Muertos

Es un día de riqueza histórica y tradición ancestral pues no la heredaron desde la época prehispánica. Exclusiva de los mexicanos y declarado patrimonio cultural por la UNESCO, esta tradición, no es para nada lúgubre, sino todo lo contrario. El día de muertos es un día en el que aquellos que ya nos dejaron, vienen a visitarnos, y como a cualquier visita, hay que recibirlos como los mejores anfitriones, convirtiendo este día en una fiesta de color y haciendo gala de la culinaria mexicana.
Desde ayer empezó a prepararse la fiesta. Los primeros en hacer los preparativos, son los niños. Estuvimos picando papel, que representa la alegría de la festividad y también simboliza al viento. No soy una experta pero ayudo; picar papel no es difícil, pero queda demasiado sencillo. Me pregunto cómo le harán los que forman figuras en el, como la catrina por ejemplo, ¿tendrán manos mágicas? También hemos de comprar caña de azúcar, y pan de muertos que representa la generosidad del anfitrión, y el regalo de la tierra misma. Esto lo van a llevar los niños a la escuela, y con estos y demás elementos que lleven sus compañeros formaran un gran altar de muertos. Aun no saben a quién se le dedicara este año el altar en la primaria, pero sin importar, se les ve muy entusiasmados con la idea. Yo recuerdo cuando era niña y hacia como ellos, el altar en la primaria. Uno a veces menosprecia las tradiciones mexicanas, con lo cual no estoy de acuerdo, porque todas son maravillosas, pero esta, en particular, es la mejor de todas, al menos para mí, porque significa volver a estar con quien nos ha dejado aquí en la tierra, y cuando veo un altar terminado, entre el perfume de las flores, la fragancia del incienso, el olor de la comida, los colores del papel y todos los elementos de un altar en conjunto, siento como se evocan muchos sentimientos y sobre todo comienzo a pensar cómo será el más allá, y como será, cuando me toque a mi hacer el mismo recorrido que los difuntos harán para estar con sus seres queridos.
Hoy, dos de Noviembre, es el día de ir al panteón. Son las 9:00 a.m. y ya estoy desayunando, me preparo para ir a buscar a mi mama y a mi tía que son con quienes iré al camposanto. Cuando llego a la casa, ellas ya me estaban esperando, vamos a visitar a un tío que falleció hace poco más de una año apenas.
Lo primero es, por supuesto, ir a comprar las flores. Es popular aquí en Torreón el mercadito que se instala cerca de la Alameda; aquí viene mucha a gente a comprar sus flores, aunque hay muchos sitios donde comprar la ofrenda, incluso en el mismo panteón, desde que soy pequeña recuerdo venir aquí, quizá los precios son más baratos, pues no gastamos más de $150.00 en flores.
Ya en el panteón, jardines del tiempo, bajamos del automóvil las tres para buscar la tumba de mi tío, parece que está lejos, el panteón es muy grande, hay cosas que ves grandes cuando eres pequeño, y que al crecer tu, estas parecen modificar su tamaño, con el panteón no pasa eso, sigue siendo tan grande como antes. A mí siempre me ha gustado husmear en las tumbas ajenas, porque a la hora que yo llego, muchos de los muertos ya recibieron su visita, y hay quienes adornan las tumbas muy bonitas. Otros, parecen estar solos, a estos me gusta dejarles una flor; como son muchos, y me terminaría mis flores con ellos y hasta me faltarían, siempre les pido regalada, de manera respetuosa, una flor a los muertos que si tienen, para ponérsela a su vecino.
Hay tumbas y lapidas en las que están apostadas familias completas, limpiando y colocando las flores. Algunos hasta llevan música. Otros, aun cuando se trata de una fiesta, no pueden evitar llorar, hay gente que quizá sufrió la pérdida recientemente y por eso llora, otros simplemente lloran porque extrañan a sus seres queridos, sin importar cuánto tiempo haya pasado desde su partida.
Seguimos caminando y la fiesta continúa. El panteón está lleno, eso es bueno, más que incomodar, da gusto saber que esta tradición no se ha perdido, aun cuando otras, como el hallowen intenten opacarla, el día de muertos es algo incomparable y, ya lo dije, único en el mundo. Entre pláticas y recorridos de entre las tumbas, casi estamos por llegar a la tumba de mi tío. En ese recorrido, siempre me detengo a leer algunas inscripciones, y hay cosas que sin duda lastiman, por ejemplo, el fallecimiento de los angelitos, que ahora yacen en las tumbas chiquititas, eso sin duda es triste. Otra inscripción por ejemplo, era la de un policía caído en el deber; siempre he pensado que es trágica la muerte, pero una muerte no anunciada o inesperada, debe ser fatal, no se si mas para el que se va, o para los que se quedan esperándolo en casa.
Ya en la tumba que buscábamos barremos la basura, trajimos una escoba para ello. Mi mama cargaba el agua y yo me encargue de cuidar las flores. Hacemos una oración, platicamos con mi tío y de mi tío para recordarlo, también hacemos bromas entre nosotras, colocamos la ofrenda y nos despedimos.
Estar en este lugar, definitivamente me hace reflexionar acerca de que la vida ni es comprada ni es eterna, por ello es tan importante aprovechar este día y sentir, como los muertos se pasean solo hoy entre nosotros.

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